Lunes, 5 de noviembre de 2012
“Todo lo que se refiere a este arte (música) viene de una
imbricada y sutil conexión entre el alma, el sentido, el sentimiento y el
intelecto.”
Alex Ross (Estados
Unidos, 1970) Gustavo Aguado ha tenido una vida llena de prodigios, de hechos
cercanos a lo providencial, muy alejados de lo rutinario. Durante su tránsito
vital que se aproxima a las siete décadas, no deja de asombrarnos con su eterna
energía juvenil, como un Pablo Picasso del Caribe, en permanente erupción
creativa mientras ve feliz pasar los años.
Comenzó a cantar en Guaco a los 13 años de edad, cuando su
hermano mayor Alfonso “El Pompo” creó la agrupación junto a Mario Viloria en la
urbanización Sucre, en el año 1962. Este ser superdotado para la música y para
ejercer el liderazgo, nació el 3 de noviembre de 1949, bautizado Gustavo
Adolfo, siendo el tercer hijo del matrimonio conformado por Alfonso Aguado
González y Aura León.
Por su corpulencia y estatura aparentaba más edad y eso le
permitió cantar con el grupo, que para ese momento se llamaba “Conjunto
Estudiantil Los Guacos del Zulia”, con un estilo apegado a la tradicional gaita
de furro.
En sus años de
bachillerato Gustavo escuchó música que lo marcó, como la del rockero de Autlán
Carlos Santana, el “rey del soul” James Brown, el guajeo de Joe Cuba, el canto
elegante de Tito Rodríguez, Beatles y su revolución, al gran Tito Puente y su
bigband, y especialmente la banda Tierra-Viento-Fuego y Aldemaro Romero con su
Onda Nueva. Esos artistas moldearon sus influencias, lo marcaron.
Sentía pasión por el sonido de la guitarra ejecutada al
estilo Jimi Hendrix, aunque él no fue guitarrista, es un buen percusionista,
incluso llegó a grabar con Guaco conga y bongó. Ese collage de corrientes
musicales le posibilitó a Gustavo Adolfo años más tarde, ser productor
visionario de álbumes exitosos, ser el líder ecléctico del grupo musical más
original de Venezuela; Guaco.
Sus padres, con la intención de asegurarle una sólida
formación y su futuro como profesional, lo enviaron a estudiar al Colegio Carmelitano en
Pamplona, Colombia. Allí en medido de la soledad monacal y el frío que lo
dejaba aterido hacía música coral.
Regresó luego de una breve estadía a los 16 años de edad a su
ciudad cálida para desarrollar su vocación de cantante, de nuevo comenzó a
gaitear, a guerrear con la música; su combustible vital.
Una vez en Maracaibo, toma la batuta de Guaco y lo conduce
por la senda del éxito. Él ha sido testigo y orífice de sus siete etapas
evolutivas, la primera en el intervalo de tiempo entre 1962 y 1974, período de
conformación del conjunto gaitero junto a José Castillo, Mario Viloria, Alcides
Bonilla. Más tarde se incorporaría Humberto Mamaota Rodríguez, llegaría
procedente de Carora.
La segunda etapa, enmarcada entre 1975 y 1979 con la
presencia magnética de Ricardo Portillo, Simón García y el pianista José Luis
García.
La tercera, de 1980 a 1984, con el gran compositor y
arreglista Ricardo Hernández y el cantante Amílcar Boscán. La cuarta etapa
evolutiva, de 1985 a 1988 donde la figura que acompañó en los escenarios y
grabaciones a Gustavo fue el caraqueño Daniel Somaroó con los arreglos del
piaanista Alirio Pérez.
La quinta etapa, enmarcada entre 1989 y 2002, con la
participación estelar en los arreglos de Juan Carlos Salas y los vocalistas
Nelson Arrieta, Luis Fernando Borjas y el cantautor Jorge Luis Chacín.
La sexta etapa, desde 2003 al 2011, caracterizada por la
presencia del joven solista cabimense Ronald Borjas, quien junto a Gustavo y
Luis Fernando continúan la saga de éxitos.
La séptima etapa en la evolución de Guaco acaba de comenzar,
este año 2012, con el anuncio de su patriarca Gustavo Aguado de pasar a la
producción de los álbumes y dejar la responsabilidad del canto en los primos
Borjas, dupla que ha cosechado muchos éxitos, actuales iconos de ese movimiento.
Este anuncio lo realizó el propio Gustavo en el multitudinario concierto “Guaco
Histórico” realizado en el Palacio de Eventos de Venezuela en el mes de
noviembre, días antes de su cumpleaños 63. Gustavo es un publicista nato, que
lanza frases y estas se vuelven refranes del dominio público, los jóvenes las
repiten como eslóganes: “Ese chamo patas blancas”. “Ay mamá, que papá chocó”,
“Puro dolor”, “Tírate que está llanito”.
Además, posee una un estilo de animar solemne pero
envolvente, el público se mantiene en conexión con su palabra imantada, muy
atentos, dócil bajo su mando verbal. Como solista, posee una de las voces más
excepcionales del Caribe, con un registro que va desde las notas profundas de
barítono hasta notas agudas de tenor, con un timbre único que le permite
abordar cualquier género.
Expresa un feeling beat en el bolero, un tempo rubato para la
salsa y una síncopa permanente para la gaita; dueño de un portento parecido al
de Ricardo Aguirre. Siempre ha estado dispuesto a colaborar con agrupaciones
gaiteras, como Gran Coquivacoa, Los Chiquinquireños, Cardenales del Éxito,
Happy Gaita. Gustavo me confesó recientemente que aspira producir un álbum de
boleros, con arreglos del jazz-cool y del filin cubano, con una rigurosa
selección de clásicos de ese género que puso a América Latina a sonar en las
emisoras del mundo.
Está latente ese proyecto donde él interpretaría todos los
temas. Después de la música, la pasión que mueve a Gustavo Adolfo Aguado León
es el mundo caballar, le fascina la nobleza que ese animal, el caballo. Él es
un enamorado de su alzada elegante, de su galope. Admira los corceles y les
atribuye dimensión de animal-dios, como lo creían en la antigüedad los griegos
con Pegaso, el caballo alado. En ello ocupa buena parte de su tiempo de ocio.
Su devoción por lo ecuestre me dio la oportunidad de sugerirle el término
“Equus” la raíz etimológica del equino, como nombre de su álbum del año 2006
“Guaco Equus”, a la vez rememorando la celebérrima obra teatral de Peter
Shaffer de 1973.
Guaco se ha convertido en una marca reconocida en América y
España, símbolo de la vanguardia musical venezolana, que cada día suma más
adeptos. Una gran comunidad de músicos, muy reconocidos y notorios, se sienten
guaqueros raigales, entre ellos Gilberto Santa Rosa, Luis Enrique, La Barbería
del Sur, Lena Burke, Cheo Feliciano, Glenn Monroig, Rubén Blades y Oscar
D´León.
Prueba de ello, son sus giras por tantos países, su exitosa
participación en la cadena televisiva ESPN con el jingle del programa “Béisbol
esta noche” que es visto por unos 200 millones de telespectadores en cada
emisión. Bajo la égida de su mánager Gilberto Aguado Gudiño, hijo mayor de
Gustavo, la agrupación sigue con su tridente de Neptuno, el guerrero del mar,
en ristre conquistando públicos. Gustavo atribuye el éxito obtenido durante 50
años a un auténtico milagro de la Virgen Chinita.
Yo creo que es un logro de este líder carismático, fanático
del rock, la salsa y el bolero, gaitero apasionado y músico insurrecto; Gustavo
Aguado, un gladiador de los escenarios que supo direccionar el esfuerzo
creativo de los talentosos músicos que forjaron la divisa guaquera.
Con sus ideas y su canto, logró poner en el mapa musical de
este continente, las cinco letras del significante Guaco, el sonido de nuestra
patria, que según los músicos de metrópolis lejanas es: “La salsa rara de
Venezuela”. En su última presentación Gustavo cerró con una de sus frases
certeras: “La inteligencia no envejece”. Ese es su caso, qué duda cabe. León
Magno Montiel. Twitter @leonmagnom Correo leonmagno@saborgaitero.com
Giovanni en 4:25
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